"El hecho de que la realidad no es como parece es una idea familiar para el hombre moderno, que ya la percibe en la escuela cuando comprueba asombrado por primera vez que se puede calcular con letras, o al viajar lejos de casa, cuando nos vemos obligados a revisar prejuicios profundamente arraigados. Si tantos objetos resultan cuestionables en una inspección más cercana, si todo el conocimiento parece estar envuelto de algún modo en una ignorancia profunda, ¿por qué confiamos todavía en la realidad tal y como se nos presenta, en el mundo en el que parece que estamos viviendo?"
Ficha: "Por qué el mundo no existe", Markus Gabriel, ediciones Pasado y Presente, 228 páginas, ISBN: 9788 494 339271
Con este sensacionalista título llega a nuestras librerías la primera obra de este filósofo alemán que se ha convertido en todo un éxito en su país. Allí de hecho es a estas alturas el filósofo más "mediático", posee indudables dotes para ello: juventud y atractivo físico, unidos a unas excelentes dotes comunicativas gracias a su dominio de varios idiomas y una afilada inteligencia que parece desbordarle continuamente y que se traduce en un contagioso entusiasmo a la hora de plasmar sus ideas, ya sea en una entrevista, una conferencia y sobre todo en este libro. Tenemos todo un raro espécimen en el mundo de la filosofía que a buen seguro a estas alturas habrá sido más que denostado por sus colegas más "académicos"; pues en su mundo la presencia frecuente en los medios no se suele perdonar... y es que la envidia es muy pero que muy mala :-).
De hecho, como bien se comenta en una entrevista publicada en la informacion hay quien dice que este libro "es un libro simple y filosofía para tontos"... a lo que Markus replica que lo considera un piropo porque muchas veces la "oscuridad" en muchos trabajos filosóficos se usa para ocultar que no tienen nada que decir, algo parecido creo que comentó una vez Nietzsche, que "los hay que enturbian las aguas para ocultar que no son muy profundas". Debo por lo tanto de ser muy tonto porque la verdad es que su libro me ha encantado, lo he encontrado a la vez profundo y comprensible... y no solo eso, es que dudo seriamente que este año vaya a leer nada mejor en el campo de la filosofía, al menos en el de la contemporánea.
Este no es un libro del montón, aunque en él, tal y como reza el título, se habla mucho del tema del mundo y la demostración de su inexistencia, filosóficamente hablando claro, el verdadero asunto del que trata es la puesta de largo de una nueva filosofía denominada "nuevo realismo". De hecho un título mucho más apropiado hubiera sido precisamente este, "manifiesto del nuevo realismo"... un título que no podía tener porque ya tenemos un libro con este nombre del filósofo italiano Maurizio Ferraris. Tanto Gabriel como Ferraris serían los máximos exponentes de esta nueva corriente filosófica que pretende sellar la tumba tanto del constructivismo y lo que quede del denominado "posmodernismo", como de cualquier visión metafísica del mundo... enarbolada curiosamente en ocasiones por serios hombres de ciencia.
No, como comenta Markus de forma bastante provocativa en el prólogo, no existe el mundo, aunque sí las cosas, tanto aquellas con entidad física como aquellas que no la tienen, "existe nuestro planeta, existen mis sueños, la evolución, inodoros, pérdida del cabello, esperanzas, partículas elementales e incluso unicornios en la Luna"... todo existe excepto una cosa, el mundo, entendido este como una entidad con las características de un "superobjeto" capaz de englobar todo cuanto existe. Markus se toma su tiempo y tardará varios capítulos en demostrarnos desde múltiples puntos de vista porqué esto es así, por muy loco o estúpido que parezca en un primer momento.
De forma amena, didáctica y con abundantes pinceladas de humor e ironía, el autor nos irá conduciendo en un viaje filosófico desde un nivel que podríamos llamar "básico", hasta profundas reflexiones sobre el mundo, la naturaleza humana y el conocimiento. Se trata de una escalera enorme que iremos subiendo, peldaño a peldaño, y donde siempre se nos llevará de la mano, nunca se utilizará un término que no entendamos y se usaran de forma abundante los ejemplos. El libro abunda en términos y definiciones, algunos ya conocidos por cualquiera que se haya aproximado alguna vez a la filosofía (y aun así definidos en el libro), tales como constructivismo, monismo, creacionismo, fetichismo, existencialismo, fisicalismo, ontología, dualismo y muchos otros; aunque sin duda los más interesantes serán los términos de nuevo cuño que vertebran esta nueva escuela de pensamiento filosófico: ámbito objetual, aparición, blobjetivismo, predicado diagonal, predicado subjetivo, diferencia absoluta... y otros ya conocidos pero dotados ahora de un nuevo significado.
Cualquiera diría que con semejante contenido nos encontramos con un libro que si bien no es extenso parecería un ladrillo infumable... nada más alejado de la realidad. Alguna vez leí, creo que en un cómic ;-), que "la esencia de la tecnología más avanzada es la simplicidad"... aplicado al diseño sin duda que es así, y probablemente se podría decir lo mismo del pensamiento filosófico, aunque se que mi opinión como lego en la materia vale menos que una voluta de humo. Precisamente creo que ahí está el mérito de este libro que ha pasado, de momento, sin pena ni gloria por las estanterías en la sección de filosofía de una conocida cadena comercial y que descubrí por pura casualidad... algún comentario hay en internet, si, pero me causa perplejidad como un libro tan bueno, en un tema tan difícil que logra poco menos que la "cuadratura del círculo" filosófica esté todavía ahí tan ignorado...
El libro abunda también, como no podría ser de otra forma al presentar su "nueva" escuela filosófica, en propinar múltiples codazos a dos visiones del mundo aparentemente antagónicas, pero que chocan de frente con este Nuevo Realismo, la visión postmoderna, donde poco menos se afirma, o afirmaba, que no hay una única realidad, que lo único que hay son interpretaciones y construcciones de la misma en función de quién observa, negando en algún caso extremo incluso la existencia de algo real debajo de esa interpretación, y la visión metafísica que pretende encontrar sentido a todo cuanto hay y que cree en una realidad última, aunque se piense que la misma está y estará siempre más allá de nuestro conocimiento, tal sería la actitud de los científicos que andan empeñados en buscar, y soñar, con esa "teoría del todo".
Markus es muy claro al respecto, sí, existen las múltiples interpretaciones, pero no todas son igual de válidas y no es cierto que bajo una interpretación de la realidad no haya más que vacío... precisamente interpretamos el mundo a través de nuestros sentidos, imperfectos y limitados, porque hay algo más allá de los mismos... y es REAL, esa visión limitada, distorsionada e imperfecta es como es precisamente porque apunta a algo. Y en cuanto a la metafísica simplemente afirma que ese superobjeto, esa sustancia global, esa ley universal o como queramos llamarla... pues ni existe, ni ha existido, ni puede además existir... los científicos que la buscan lo hacen en vano.
Su filosofía nos desvela un mundo infinito donde la dimensión física, la que existe en el espacio y el tiempo es solamente un aspecto de la realidad... y ni mucho menos el más grande. Un mundo donde hay innumerables objetos, unos tienen correspondencia en el mundo físico ya que pertenecen a ese ámbito, y otros no, un mundo tan heterogéneo, tan dispar, tan variado... que no hay término para llamarlo, y la palabra "mundo" es simplemente una convención del lenguaje carente de todo significado ya que no posee propiedad ni diferenciación alguna.
"La comprensión de que el mundo no existe y de que solo hay campos de sentido que se multiplican infinitamente en infinitas variaciones, nos permite concentrarnos en el ser humano con independencia de cualquier visión particular del mundo. Todas las concepciones del mundo son de hecho falsas porque suponen que hay un mundo del que formarse una imágen."
Ese universo que contemplamos extasiados una clara noche estrellada, el que observan los astrónomos y los cosmólogos a través de los objetivos de los telescopios, o los astronautas en sus vuelos espaciales, por muy inmenso que parezca, realmente solo es una parte de cuanto hay... y una parte en modo alguno tan grande cuando se compara con lo que nos queda. Ahí están nuestros pensamientos, nuestros sueños, nuestras emociones, las interpretaciones sobre las obras de arte, las leyes, las divisiones administrativas, los rasgos culturales, los idiomas, nuestros anhelos y nuestras fantasías... una inmensidad infinita que escapa del ámbito de la ciencia y que existe, si, pero en otro plano. De ahí que esa posibilidad, que algunos apuntan, hacia una futura fusión entre las ciencias, las ciencias sociales y las humanidades sea vista con bastante escepticismo...
De forma amena, didáctica y con abundantes pinceladas de humor e ironía, el autor nos irá conduciendo en un viaje filosófico desde un nivel que podríamos llamar "básico", hasta profundas reflexiones sobre el mundo, la naturaleza humana y el conocimiento. Se trata de una escalera enorme que iremos subiendo, peldaño a peldaño, y donde siempre se nos llevará de la mano, nunca se utilizará un término que no entendamos y se usaran de forma abundante los ejemplos. El libro abunda en términos y definiciones, algunos ya conocidos por cualquiera que se haya aproximado alguna vez a la filosofía (y aun así definidos en el libro), tales como constructivismo, monismo, creacionismo, fetichismo, existencialismo, fisicalismo, ontología, dualismo y muchos otros; aunque sin duda los más interesantes serán los términos de nuevo cuño que vertebran esta nueva escuela de pensamiento filosófico: ámbito objetual, aparición, blobjetivismo, predicado diagonal, predicado subjetivo, diferencia absoluta... y otros ya conocidos pero dotados ahora de un nuevo significado.
Cualquiera diría que con semejante contenido nos encontramos con un libro que si bien no es extenso parecería un ladrillo infumable... nada más alejado de la realidad. Alguna vez leí, creo que en un cómic ;-), que "la esencia de la tecnología más avanzada es la simplicidad"... aplicado al diseño sin duda que es así, y probablemente se podría decir lo mismo del pensamiento filosófico, aunque se que mi opinión como lego en la materia vale menos que una voluta de humo. Precisamente creo que ahí está el mérito de este libro que ha pasado, de momento, sin pena ni gloria por las estanterías en la sección de filosofía de una conocida cadena comercial y que descubrí por pura casualidad... algún comentario hay en internet, si, pero me causa perplejidad como un libro tan bueno, en un tema tan difícil que logra poco menos que la "cuadratura del círculo" filosófica esté todavía ahí tan ignorado...
El libro abunda también, como no podría ser de otra forma al presentar su "nueva" escuela filosófica, en propinar múltiples codazos a dos visiones del mundo aparentemente antagónicas, pero que chocan de frente con este Nuevo Realismo, la visión postmoderna, donde poco menos se afirma, o afirmaba, que no hay una única realidad, que lo único que hay son interpretaciones y construcciones de la misma en función de quién observa, negando en algún caso extremo incluso la existencia de algo real debajo de esa interpretación, y la visión metafísica que pretende encontrar sentido a todo cuanto hay y que cree en una realidad última, aunque se piense que la misma está y estará siempre más allá de nuestro conocimiento, tal sería la actitud de los científicos que andan empeñados en buscar, y soñar, con esa "teoría del todo".
Markus es muy claro al respecto, sí, existen las múltiples interpretaciones, pero no todas son igual de válidas y no es cierto que bajo una interpretación de la realidad no haya más que vacío... precisamente interpretamos el mundo a través de nuestros sentidos, imperfectos y limitados, porque hay algo más allá de los mismos... y es REAL, esa visión limitada, distorsionada e imperfecta es como es precisamente porque apunta a algo. Y en cuanto a la metafísica simplemente afirma que ese superobjeto, esa sustancia global, esa ley universal o como queramos llamarla... pues ni existe, ni ha existido, ni puede además existir... los científicos que la buscan lo hacen en vano.
Su filosofía nos desvela un mundo infinito donde la dimensión física, la que existe en el espacio y el tiempo es solamente un aspecto de la realidad... y ni mucho menos el más grande. Un mundo donde hay innumerables objetos, unos tienen correspondencia en el mundo físico ya que pertenecen a ese ámbito, y otros no, un mundo tan heterogéneo, tan dispar, tan variado... que no hay término para llamarlo, y la palabra "mundo" es simplemente una convención del lenguaje carente de todo significado ya que no posee propiedad ni diferenciación alguna.
"La comprensión de que el mundo no existe y de que solo hay campos de sentido que se multiplican infinitamente en infinitas variaciones, nos permite concentrarnos en el ser humano con independencia de cualquier visión particular del mundo. Todas las concepciones del mundo son de hecho falsas porque suponen que hay un mundo del que formarse una imágen."
Ese universo que contemplamos extasiados una clara noche estrellada, el que observan los astrónomos y los cosmólogos a través de los objetivos de los telescopios, o los astronautas en sus vuelos espaciales, por muy inmenso que parezca, realmente solo es una parte de cuanto hay... y una parte en modo alguno tan grande cuando se compara con lo que nos queda. Ahí están nuestros pensamientos, nuestros sueños, nuestras emociones, las interpretaciones sobre las obras de arte, las leyes, las divisiones administrativas, los rasgos culturales, los idiomas, nuestros anhelos y nuestras fantasías... una inmensidad infinita que escapa del ámbito de la ciencia y que existe, si, pero en otro plano. De ahí que esa posibilidad, que algunos apuntan, hacia una futura fusión entre las ciencias, las ciencias sociales y las humanidades sea vista con bastante escepticismo...
Markus Gabriel dista mucho de quitarle mérito alguno a la ciencia, este no es un libro anti-científico para nada, lo que sí hace es darle a cada uno lo suyo y en particular carga contra la aceptación de la visión científica del mundo como única visión verdadera y también lo hace cuando cree que la ciencia se sale de su ámbito y trata de vampirizar otras disciplinas. Ha sido muy esclarecedora la parte en la que en el libro realiza una fuerte crítica a la corriente "neoatea" del Sr. Dawkins y otros, no porque no tengan razón en su crítica al creacionismo religioso, tan de moda en los EEUU, sino por extender esa crítica a la religión en su totalidad... algo con lo que definitivamente tanto Richard Dawkins , Danniel Dennet y otros estarían "sacando los pies del tiesto" y cometiendo el mismo error que cometen sus adversarios cuando hacen que la religión se extralimite en sus funciones e intente darle lecciones a la ciencia en el ámbito de la misma.
"El fracaso de la concepción científica del mundo no reside pues en la ciencia, sino en la opinión acientífica que deifica la ciencia y la emparenta con una religión también mal entendida. Las ciencias no explican el mundo, pero lo que explican lo pueden explicar con precisión: una molécula, un eclipse, una línea de una novela o un error lógico en una discusión. La comprensión de que no existe el mundo nos ayuda a acercarnos a la realidad y a reconocer que somos seres humanos, que como tales se desplazan en el espíritu. Haciendo caso omiso del espíritu y observando solo el universo, desaparece evidentemente todo sentido humano. Pero eso no es culpa del universo, sino nuestra"
No solamente la visión científica del mundo se lleva lo suyo... por si alguien pensaba que Markus defendía una cosmovisión semejante a la de la religión ahí está el capítulo dedicado al "sentido de la religión", donde podemos leer cosas tan interesantes como:
"A la cuestión de si Dios existe o no, por tanto, hay que responder de forma mucho más prudente de lo que piensan sectas obtusas o los neoateos. Quien examine la cuestión de Dios independientemente de la historicidad del espíritu, en realidad ha perdido la partida... "
"La existencia de Dios no es un problema que interese a la ciencia, porque Dios no aparece de forma natural en el universo. Cualquier religión que suponga eso puede rechazarse razonablemente como error, como una forma de fetichismo. Pero no toda religión es fetichista. En la religión lo más esencial es la cuestión de los seres humanos y su ubicación en un contexto de sentido, y no se puede "externalizar" esa ubicación encargándosela a una comisión de expertos, ya que no hay expertos en la condición humana que nos puedan ahorrar esa tarea."
"El fracaso de la concepción científica del mundo no reside pues en la ciencia, sino en la opinión acientífica que deifica la ciencia y la emparenta con una religión también mal entendida. Las ciencias no explican el mundo, pero lo que explican lo pueden explicar con precisión: una molécula, un eclipse, una línea de una novela o un error lógico en una discusión. La comprensión de que no existe el mundo nos ayuda a acercarnos a la realidad y a reconocer que somos seres humanos, que como tales se desplazan en el espíritu. Haciendo caso omiso del espíritu y observando solo el universo, desaparece evidentemente todo sentido humano. Pero eso no es culpa del universo, sino nuestra"
No solamente la visión científica del mundo se lleva lo suyo... por si alguien pensaba que Markus defendía una cosmovisión semejante a la de la religión ahí está el capítulo dedicado al "sentido de la religión", donde podemos leer cosas tan interesantes como:
"A la cuestión de si Dios existe o no, por tanto, hay que responder de forma mucho más prudente de lo que piensan sectas obtusas o los neoateos. Quien examine la cuestión de Dios independientemente de la historicidad del espíritu, en realidad ha perdido la partida... "
"La existencia de Dios no es un problema que interese a la ciencia, porque Dios no aparece de forma natural en el universo. Cualquier religión que suponga eso puede rechazarse razonablemente como error, como una forma de fetichismo. Pero no toda religión es fetichista. En la religión lo más esencial es la cuestión de los seres humanos y su ubicación en un contexto de sentido, y no se puede "externalizar" esa ubicación encargándosela a una comisión de expertos, ya que no hay expertos en la condición humana que nos puedan ahorrar esa tarea."
El libro culmina en dos capítulos de muy diferente nivel, el arte y su naturaleza y lugar en esta concepción tan peculiar del mundo que aporta esta filosofía, y el mundo de la televisión y el entretenimiento audiovisual. El primero nos llevará a las mayores cotas de abstracción y dificultad del libro, por mucho que el lenguaje empleado sea como siempre sencillo y claro como el cristal, el segundo nos llamará la atención como a través de las series de televisión, algo muy recurrido en la filosofía popular últimamente, se trasluce el espíritu de los tiempos... finalmente el libro concluye con un pequeño, pero jugoso, apartado sobre el sentido de la vida, una golosina que premia el esfuerzo paciente del lector tras el arduo viaje, toda una pequeña, o grande según se mire, aventura intelectual que difícilmente dejará indiferente a nadie.
"Vamos todos juntos en una expedición gigantesca, llegados hasta aquí de ninguna parte, avanzando juntos hacia el infinito"
Para terminar un par de enlaces, en el primero tenemos a Markus Gabriel en una de las conocidas charlas TED promocionando su trabajo, subtitulado en castellano aunque podría haber dado la misma en nuestro idioma sin ningún problema. Y aquí le tenemos en una entrevista concedida en italiano, muy comprensible para los castellano parlantes en gran medida.
Y bueno... recomendar también este trabajo de Jim Holt "¿Por qué existe el mundo?", comentado en este blog y que parece contradecir los postulados de Markus, en el título claro, porque se trata de un trabajo muy recomendable, pero elaborado de una forma muy diferente y con una temática y enfoques completamente diferentes... quien sabe si Holt habrá cambiado de opinión al leer el trabajo de M. Gabriel ;-).
Lo mejor: Una pequeña gran obra maestra de la filosofía del siglo XXI, claro, ameno, profundo, didáctico... un libro muy trabajado y estudiado de principio a fin, con una gran consideración por el lector neófito y a la vez con el suficiente material de hondo calado para interesar al más avezado lector de filosofía. A Markus Gabriel se le podrá reprochar su brevedad pero no se le podrá tildar de superficial. Este es un libro del que cuesta trabajo separarse, que se lee con sumo agrado de principio a fin, que demuestra que ni la filosofía está muerta, tal y como dicen algunos, ni está siquiera moribunda... tal y como dicen tantos otros, y que hace reflexionar al lector; justo lo que un ensayo filosófico debe pretender, y encima con gran economía de palabras, lo cual es también de agradecer. En definitiva un filósofo cuyos pasos hay que seguir y al que hay que leer. Me apunto algunas de las lecturas sugeridas por Markus en este libro y en especial el ensayo de Maurizio Ferraris mencionado.
Lo peor: No se puede contentar a todo el mundo, los filósofos más avezados y académicos le podrán reprochar quizás la falta de originalidad, ¿es nueva esta escuela filosófica? ... no existe en filosofía ninguna escuela que pueda presumir de serlo, y menos en nuestros tiempos. Algunos no verán otra cosa que la resurrección de la "monadología" de Leibniz ¡quién lo iba a decir a estas alturas!. Comentaba Sloterdijk que en función de como somos así elegimos a nuestra filosofía favorita... está claro que la forma de ser y el mundo personal de Markus ha influido forzosamente en su concepción filosófica, él no oculta los datos personales de hecho, quizás de ahí esa vitalidad, ese optimismo y ese entusiasmo por su filosofía... y por eso uno se pregunta al final ¿hasta qué punto todo esto aporta una visión mejor y más exacta de nuestra cosmovisión?... o bien estamos ante el inicio de algo grande que pasará a los anales de la historia de la filosofía, o simplemente ante el comienzo del estallido de una bonita colección de fuegos artificiales que finalmente quedará en nada.
Si el mundo no existe, entonces no existe Markus Gabriel, ni existe su nombre, y tampoco existe el libro que escribió. Así que este señor y su libro son NADA.
ResponderEliminarEfectivamente, este señor, su libro, usted y yo somos NADA. Si se hubiera molestado en leer el libro que reseño, comprendería que en base a su peculiar definición de MUNDO el autor tiene razón, o al menos su polémica idea es defendible. De nada.
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