La vida sin centro

Ficha: "La vida sin centro", autor "Jeff Foster", 150 páginas, editorial Trompa de Elefante, ISBN 9788493565947.

Llevado por mi deseo de leer todo lo que publique esta pequeña pero interesante editorial me topé con este libro. El "leiv motiv" de las obras publicadas por la misma no es otro que publicar trabajos sobre la filosofía Advaita o no-dualidad, en su vertiente no tradicional en su mayor parte, es decir no vinculada a credo religioso alguno (aunque es claro que tiene sus orígenes en el Hinduismo advaita) .

No es fácil hacer una reseña de un libro que trata sobre una filosofía que en esencia nos pide que vayamos más allá de los conceptos y de las palabras... usando todo ello por pura necesidad comunicativa, así que imaginaos tener que comentar una obra así, una incongruencia sobre otra.

Este es para mí un autor desconocido, aunque desde luego para nada lo es el tema que trata. Me ha gustado mucho su apasionada defensa de la visión de la vida y la espiritualidad, tras leer ya unos cuantos libros sobre advaita no tradicional tengo que decir que es de los más claros, breves y profundos que he encontrado.

El autor al igual que otros encuadrados en la misma "escuela" de pensamiento, si es que tal cosa existe pero de alguna forma lo he de llamar, nos anima a despojarnos de credos, creencias e ideas preconcebidas y aceptar la vida momento a momento con lo bueno o malo que tenga que ofrecernos, no hay más que el presente, en toda su magnitud, y no hay más Dios que lo que percibimos en nosotros y en el mundo que nos rodea instante tras instante... no es que diga que no existe sino que Eso es lo que es, que lo que tanto buscamos con ansiedad en ocasiones lo tenemos ya en nosotros.

La inutilidad de formular preguntas, la inutilidad de la mente como herramienta para conocer la verdad, las limitaciones de la palabra... todo ello es presentado de forma clara, simple, profunda y a la vez insistente y machacona. No hay camino que seguir ni nada que alcanzar que ya no esté en nosotros, no hay iluminación a la que llegar ni nada que perseguir puesto que ya somos esa nada... esa vida sin centro a la que hace alusión el título. Porque el fin de la búsqueda no se produce cuando encontramos la respuesta a nuestras preguntas sino cuando cesan las mismas, cuando no son necesarias porque nos hemos fundido con el momento presente y con la vida, cuando somos conscientes de ser uno con el mundo entonces cualquier pregunta carece ya de sentido.

El autor se licenció en Astrofísica y llevado de un ánsia de búsqueda de la verdad se convirtió en un buscador espiritual, adicto como tantos otros a diferentes técnicas y escuelas... en las que no halló la verdad que buscaba. Y tal y como le ocurrió a otros tras años de prácticas meditativas diversas terminó dándose cuenta de la gran paradoja que supone darse cuenta de que no hay nada que buscar, de que no hay nada que no exista ya en el momento presente y de que nadie se ha iluminado jamás realmente pues la misma "iluminación" no es más que la disolución de la fantasía del ego... he ahí la paradoja pues cuando tal cosa sucede no le ocurre realmente a nadie.

Jeff nos bombardea una y otra vez con el mensaje de que no hay nada que buscar, que no hay nada que conseguir y que ya somos totalmente plenos siendo lo que somos, que si hay algo parecido a la iluminación espiritual ya lo tenemos y que todo es perfecto tal y como es porque no podría ser de otra forma, y que tan solo tenemos que anclar nuestra atención en el presente para ser conscientes de ello pues ahí está todo lo que anhelamos y todo lo que somos. El autor no invita a la pasividad ni tampoco a abandonar o seguir ninguna enseñanza, más bien nos invita a mirar y comprender que todo aquello que buscamos lo tenemos ya... y que no hay metas, caminos, ni nada fuera de nosotros mismos en el momento presente. Y por supuesto que nuestra percepción de ser un indivicuo aislado, insignificante y separado del resto mundo es la causa de toda nuestra infelicidad.

Lo mejor: Un librito breve pero denso y que resume como pocos la esencia de esta visión particular de la espiritualidad que nos proporciona la hermosa, profunda y lúcida filosofía advaita. Toda una invitación a ver la vida desde otro punto de vista diametralmente opuesto al habitual.

Lo peor: El mensaje puede ser demasiado revolucionario o trasgresor para algunos que andan pensando en una vida mejor en el más allá o como arreglar el mundo o como "perfeccionarse" a sí mismos. Y también malinterpretado pensando que mueve a la pasividad a no hacer nada porque todo es "perfecto" ya, o bien invita a abandonar religiones, creencias y prácticas espirituales... a todos ellos el autor les invita a que relean el libro una y otra vez.