Ficha: El lamento del perezoso, autor Sam Savage, editorial Seix Barral, 260 páginas, ISBN: 9788432228520.
Tras la lectura de la primera novela de este autor, "Firmin", me quedé con ganas de seguir leyendo más obras de Sam Savage, esta es su segunda y hasta ahora última novela publicada... dos obras con bastantes semejanzas, narradas de forma magistral que han proporcionado a este crepuscular novelista, debe de tener unos 70 años, una justa fama internacional colocándole en muy poco tiempo en la vanguardia de la literatura norteamericana contemporánea.
Si Firmin era una obra en torno al amor por la lectura en este caso se nos habla de la escritura, de la obsesión por la misma y de como puede servir para plantarle cara a los problemas que nos plantea la vida. Los protagonistas de ambas comparten características comunes, son seres diferentes que no terminan de encontrar su lugar en el mundo, un mundo que literalmente se les cae a pedazos.
La misma narra las desventuras de Andrew Whittaker, editor de una pequeña revista literaria, situado al borde de la ruina, dueño de un bloque de apartamentos que se desmorona y abandonado desde hace tiempo por su mujer encuentra en la escritura, muchas veces compulsiva, su válvula de escape que le permite seguir adelante y no derrumbarse ante el cúmulo de desgracias y despropósitos que van bombardeando su vida.
La novela recoge todos los escritos de Andrew durante cuatro meses, desde listas de la compra a cartas a colaboradores de la revista, cartas al director del banco, a su mujer, su hermana, a antiguos amigos que ahora disfrutan del éxito, un borrador de una novela que está intentando escribir... a través de los escritos se nos va mostrando su personalidad, sus deseos, detalles de su vida, y por supuesto también sus miedos, sus fantasías, sus manías... todo lo que rueda dentro de su cabeza. Su mundo interior es un rico mosaico que la novela poco a poco nos va desgranando, Andrew no es desgraciado en su soledad, son las condiciones externas y la mala suerte las que van cercándole como fieras hambrientas de sangre porque durante toda la novela da muestras de un gran sentido del humor, honestidad, coraje y sobre todo lealtad a sí mismo.
Poseedor de un optimismo incurable y de una patente falta de sentido práctico, como un Don Quijote moderno tal y como lo califican en la contraportada de la novela, intentará en la medida de lo posible solucionar sus problemas sin renunciar a sus sueños... algo del todo imposible. Porque básicamente la novela nos habla de eso, de nuestros sueños y de hasta que punto hay que luchar por ellos y perseguirlos... también es un alegato en favor de la escritura y de como esta puede ser usada para combatir la soledad.
Hace tan solo un par de años o poco más nunca me hubiera enfrascado en la lectura de esta novela, sin embargo la afición por la escritura, precedida necesariamente por el amor a la lectura, ha hecho que me interese mucho por esta obra... Sam no nos ofrece una receta milagrosa, el personaje inspira admiración a veces, pero las más simplemente pena, porque en su obcecación por mantener a flote su revista y vivir su sueño de que la misma sobreviva termina descuidando su propia supervivencia, instalándose en un mundo falso al que no quiere renunciar. La soledad y la mala suerte, nada le sale bien, terminarán hundiendo su mundo definitivamente, algo que desde el principio se sabe inevitable. Sin embargo caerá sin perder la compostura y sin traicionarse a sí mismo, Andrew es un perdedor redomado pero posee un estilo y una dignidad del que carecen otras personas de su entorno, me recuerda a los músicos de la orquesta del Titanic que siguieron tocando hasta el final conservando la calma mientras cundía el pánico a su alrededor.
A pesar de su dramatismo la obra está salpicada con innumerables pinceladas de humor que le quitan "hierro" al asunto, pero no el suficiente... es una historia triste y ningún sarcasmo puede quitar eso, sin embargo no la veo como una obra pesimista porque el mensaje de fondo es que incluso cuando todo conspira en nuestra contra es posible seguir luchando y que como comentó una vez un gran jugador de ajedrez "la derrota también puede ser hermosa". Enhorabuena de nuevo a este gran escritor, lo ha vuelto a bordar.
Tras la lectura de la primera novela de este autor, "Firmin", me quedé con ganas de seguir leyendo más obras de Sam Savage, esta es su segunda y hasta ahora última novela publicada... dos obras con bastantes semejanzas, narradas de forma magistral que han proporcionado a este crepuscular novelista, debe de tener unos 70 años, una justa fama internacional colocándole en muy poco tiempo en la vanguardia de la literatura norteamericana contemporánea.
Si Firmin era una obra en torno al amor por la lectura en este caso se nos habla de la escritura, de la obsesión por la misma y de como puede servir para plantarle cara a los problemas que nos plantea la vida. Los protagonistas de ambas comparten características comunes, son seres diferentes que no terminan de encontrar su lugar en el mundo, un mundo que literalmente se les cae a pedazos.
La misma narra las desventuras de Andrew Whittaker, editor de una pequeña revista literaria, situado al borde de la ruina, dueño de un bloque de apartamentos que se desmorona y abandonado desde hace tiempo por su mujer encuentra en la escritura, muchas veces compulsiva, su válvula de escape que le permite seguir adelante y no derrumbarse ante el cúmulo de desgracias y despropósitos que van bombardeando su vida.
La novela recoge todos los escritos de Andrew durante cuatro meses, desde listas de la compra a cartas a colaboradores de la revista, cartas al director del banco, a su mujer, su hermana, a antiguos amigos que ahora disfrutan del éxito, un borrador de una novela que está intentando escribir... a través de los escritos se nos va mostrando su personalidad, sus deseos, detalles de su vida, y por supuesto también sus miedos, sus fantasías, sus manías... todo lo que rueda dentro de su cabeza. Su mundo interior es un rico mosaico que la novela poco a poco nos va desgranando, Andrew no es desgraciado en su soledad, son las condiciones externas y la mala suerte las que van cercándole como fieras hambrientas de sangre porque durante toda la novela da muestras de un gran sentido del humor, honestidad, coraje y sobre todo lealtad a sí mismo.
Poseedor de un optimismo incurable y de una patente falta de sentido práctico, como un Don Quijote moderno tal y como lo califican en la contraportada de la novela, intentará en la medida de lo posible solucionar sus problemas sin renunciar a sus sueños... algo del todo imposible. Porque básicamente la novela nos habla de eso, de nuestros sueños y de hasta que punto hay que luchar por ellos y perseguirlos... también es un alegato en favor de la escritura y de como esta puede ser usada para combatir la soledad.
Hace tan solo un par de años o poco más nunca me hubiera enfrascado en la lectura de esta novela, sin embargo la afición por la escritura, precedida necesariamente por el amor a la lectura, ha hecho que me interese mucho por esta obra... Sam no nos ofrece una receta milagrosa, el personaje inspira admiración a veces, pero las más simplemente pena, porque en su obcecación por mantener a flote su revista y vivir su sueño de que la misma sobreviva termina descuidando su propia supervivencia, instalándose en un mundo falso al que no quiere renunciar. La soledad y la mala suerte, nada le sale bien, terminarán hundiendo su mundo definitivamente, algo que desde el principio se sabe inevitable. Sin embargo caerá sin perder la compostura y sin traicionarse a sí mismo, Andrew es un perdedor redomado pero posee un estilo y una dignidad del que carecen otras personas de su entorno, me recuerda a los músicos de la orquesta del Titanic que siguieron tocando hasta el final conservando la calma mientras cundía el pánico a su alrededor.
A pesar de su dramatismo la obra está salpicada con innumerables pinceladas de humor que le quitan "hierro" al asunto, pero no el suficiente... es una historia triste y ningún sarcasmo puede quitar eso, sin embargo no la veo como una obra pesimista porque el mensaje de fondo es que incluso cuando todo conspira en nuestra contra es posible seguir luchando y que como comentó una vez un gran jugador de ajedrez "la derrota también puede ser hermosa". Enhorabuena de nuevo a este gran escritor, lo ha vuelto a bordar.
Lo mejor: A pesar del original formato la narración es sencilla y absorbente, Sam posee una forma de contar las cosas que a pesar de estar más que pensada y elaborada parece simple. Todo un alegato a favor de la escritura como sistema para luchar contra la soledad y el aislamiento... tema del que por suerte o desgracia cualquier escritor, aunque sea un aficionadillo de medio pelo que publica en Internet como yo, sabemos bastante.
Lo peor: Que Sam haya tardado tantos años en escribir y que no disfrutemos de más de sus obras... cruzo los dedos para que viva muchos más años y prolongue todo lo posible su carrera literaria porque es un extraordinario escritor.
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