viernes, 25 de diciembre de 2015

En el corazón del mar



Ficha: "En el corazón del mar", Nathaniel Philbrick, Seix Barral, 413 páginas, ISBN: 978 84 322 2440 9

Hay ocasiones en las que una feliz cadena de acontecimientos te llevan a un libro, cuando en octubre me sumergí en la lectura del fantástico ensayo de P. Hoare "Leviatán o la ballena", me llamó mucho la atención la historia que se narraba en el mismo acerca del buque ballenero "Essex", una historia verídica que fue muy popular en su tiempo y que inspiró a Herman Melville para escribir su inmortal "Moby Dick". Buscando "Moby Dick" en Youtube me encontré con el trailer de una película basada en la historia del malogrado buque ballenero, y justo esta navidad vi que había un ensayo escrito por un desconocido autor norteamericano y publicado hace ya quince años donde se narraba, con gran meticulosidad y abundancia de datos, qué ocurrió exactamente con aquel buque aquel 20 de noviembre de 1.820... y qué sucedió a continuación. La película basada en el libro se estrenó este mes de diciembre y confieso que no la he visto aún... aunque ya puedo anticipar alguna que otra crítica negativa leída en Internet y alguna que otra libertad que se han tomado con la historia nada más visualizar los varios "trailers" que pululan por la red todavía no la he visto. Esta entrada queda pues incompleta en su parte final a falta de comentar la misma. Aviso que voy a destripar la historia de arriba a abajo sin contemplaciones, de modo que si alguien entra por casualidad a este blog, no ha visto aún la película y piensa verla... que no siga leyendo :-)

La historia era truculenta a más no poder, y debió narrarse una y otra vez al calor de una chimenea con algunas pintas de cerveza de por medio, en el tiempo que los marinos pasaban en tierra entre una expedición y otra sin nada más que hacer... y también debió pasar a la imaginación colectiva en todos aquellos marinos que se embarcaban en un barco ballenero en la primera mitad del siglo XIX... mucho más en la isla protagonista del relato, la gran estación ballenera de Nantucket, que en el tiempo en el que transcurre la historia era el principal centro ballenero del mundo. Una isla que como bien comenta el autor de este ensayo "flotaba literalmente en aceite de ballena", un lugar arenoso, inhóspito, con un clima endiablado, sin recursos... y no obstante densamente poblado por más de 7.000 habitantes en 1.819 (llegaría a superar los 10.000 más adelante) que vivían casi exclusivamente de la caza de la ballena. En el momento en que transcurre la acción había más de setenta barcos balleneros en activo que capturaban varios miles de cachalotes al año, era la especie más perseguida y cotizada, en expediciones que duraban entre dos a tres años y que una vez agotada la pesca en las inmediaciones de la isla les llevaron a todos los grandes océanos del mundo. 

En aquella época no existía el canal de Panamá, los barcos de Nantucket recorrían todo el Atlántico hasta doblar cabo de Hornos y se internaban profundamente en el océano Pacífico, todavía mal conocido en aquella época, no solamente eran expediciones de pesca, eran verdaderos viajes exploratorios, verdaderos viajes de aventuras con medios rudimentarios, navegando a vela, cazando cachalotes a arponazo limpio, jugándose la vida en cada pesca, batallando con tormentas, con unas cartas marinas rudimentarias que no siempre les avisaban de la localización de arrecifes y aguas traicioneras, luchando contra la falta de suministros y el escorbuto, pasando hambre casi siempre, y trabajando como demonios por un sueldo miserable... es difícil imaginar un trabajo más duro y peligroso que se cobraba un buen tributo cada año en vidas humanas. Se puede sentir moralmente asco y desdén por esa tremenda maquinaria industrial centrada en el exterminio de unos pacíficos animales cazados con saña y crueldad... pero uno cuando conoce los detalles de lo que suponía la pesca "a mano" de aquellos leviatanes no puede dejar sentir admiración por aquellos superhombres, y también pena que tanto valor, tanto esfuerzo y sacrificio tuviera como objetivo el enriquecimiento de unos pocos y la aniquilación de una de las especies animales más hermosas, inteligentes y notables de este planeta.


Cuando pensamos en monstruos marinos habitualmente nuestra imaginación se queda fijada en el feroz tiburón blanco, la saga de películas centradas en estos impresionantes animales han quedado de alguna manera incrustadas en nuestras pesadillas... confieso que el pensamiento "tiburón" ronda mi cabeza siempre aunque me bañe en la playa más cutre, estéril e infecta del Mediterráneo, sin embargo ¿puede un tiburón aun tratándose de un monstruo de seis metros hundir un barco?, ni de coña... pero esto mismo es lo que hizo un cachalote de entre veinticuatro y veintiséis metros aquel infausto 20 de noviembre de 1.819 con el Essex, un ballenero que aunque no era de los más grandes de su tiempo desplazaba una nada desdeñable masa de doscientas treinta y ocho toneladas... era un animal bastante más grande que los que actualmente nadan por los océanos, que no llegan a los diecinueve metros, pero habitual en la época en la que todavía los balleneros no habían terminado de dar caza a los ejemplares más grandes, especialmente codiciados por ser más "rentables" en términos de número de barriles de grasa y "espermaceti", el líquido con aspecto de semen que le da a la especie su nombre en inglés "sperm whale" o ballena de esperma, una sustancia con la que se elaboraba el aceite de ballena y que tenía múltiples usos en la industria de la cosmética y como uso en la fabricación de lubricantes ... aunque en aquella época se usaba fundamentalmente para la elaboración de velas y se quemaba en las lámparas de los alumbrados públicos... había ciudades enteras iluminadas con aceite de cachalote.



El ensayo es pródigo en detalles, conoceremos a los componentes de la tripulación, al novato capitán George Pollard, cuyas vacilaciones y decisiones equivocadas contribuyeron en buena medida al desastre de la expedición, al valiente y decidido primer oficial Owen Chase... y al resto de los marineros de esta desgraciada tripulación desde el camarero al grumete. El libro contiene además un plano detallado del barco, un plano de la expedición hasta el lugar del desastre... y una estimación de lo que fue la ruta de evacuación, en la que los esforzados marineros trataron de llegar desesperadamente a la costa chilena en unas frágiles embarcaciones, en modo alguno aptas para largas travesías, con escasa agua y víveres para afrontar este desafío, sometidos a las implacables inclemencias del tiempo, al estado siempre cambiante del mar, tempestades incluidas, y sobre todo al martirio espantoso del hambre y la sed... que solo serían el comienzo del horror que más adelante tendrían que vivir. Es difícil imaginar un cuadro más atroz y espantoso.

El relato no da lugar a un respiro, uno sabe como terminó el asunto... lo tenemos en las primeras páginas, el avistamiento por un barco de una ballenera, así es como se llamaban las barcazas con las que se daba caza a los cachalotes y demás cetáceos, donde quedaban dos supervivientes esqueléticos, llenos de llagas, encima de un lecho de huesos humanos de los que se esforzaban en chupar el tuétano y que a sus salvadores les costó quitarles de las manos... un horror que conmovió el corazón de los marinos más duros y experimentados hasta hacerles derramar lágrimas. No fueron los únicos supervivientes y no todos tuvieron que recurrir al canibalismo para sobrevivir... el proceso que llevó a ese estado desde el momento del hundimiento del buque hasta el rescate tres meses y varios miles de millas marinas después, junto con lo que pasó con los supervivientes desde su rescate hasta el final de sus días meticulosamente narrado es el tema principal de este libro, una historia que más allá del morbo y los detalles truculentos, que tiene en abundancia, es fundamentalmente una historia de supervivencia y superación impresionante. 

Todos aquellos que hayan leído o conozcan la historia de la expedición de Shackleton y el salvamento de su tripulación en una situación desesperada y que consideren que aquello es el "no va más" de la pericia como navegantes y los extremos a los que puede llegar el ser humano cuando su supervivencia está en juego harían bien en echarle un vistazo a este libro y conocer mejor la historia del Essex y sus supervivientes. La abrumadora cantidad de datos históricos sobre la isla de Nantucket, que no por casualidad posee en su bandera como escudo un cachalote, y la comunidad de piadosos y, paradójicamente, pacifistas cuáqueros que la habitaban, sin duda en aquel momento los mejores marinos de la tierra, encantará a los lectores aficionados a datos históricos e historias reales basadas en rigurosas investigaciones. 


Lo mejor: Un ensayo meticuloso, muy bien documentado, fruto de un trabajo intenso de recopilación de datos e investigación histórica que pretende poco menos que ser la última palabra de una historia poco conocida, hasta ahora, y que constituye por méritos propios uno de los relatos más impresionantes de una época y un mundo ya desaparecidos. Se lee con gusto, con facilidad y con una creciente ansiedad y estremecimiento que hace que uno no pueda terminarlo hasta verlo concluido. Los aficionados a las novelas y ensayos de temática marina disfrutarán enormemente con este relato, hay mucho, muchísimo material de ese tipo para disfrutar en este ensayo.

Lo peor: La parte final, en la que una vez concluida la historia, el autor nos cuenta con pelos y señales de donde ha sacado cada uno de los elementos que componen la narración, qué parte es verídica, y qué parte ha sido supuesta, siempre desde el rigor histórico, donde se comparan las diferentes historias contadas por los supervivientes y las contradicciones entre las mismas, junto con la opinión final del autor, si bien resultará de interés para los lectores más aficionados a la investigación histórica resultan ser un "coñazo" para aquellos que como un servidor sólo queríamos una narración lo más fidedigna, si, pero que tampoco nos mostrasen las "tripas" del porqué se ha escrito tal o cual cosa... esa parte me la he saltado por considerarla de escaso interés, aunque habrá , no tengo la menor duda a quien le guste especialmente. 


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